La guía definitiva para diezmar

La guía definitiva para diezmar

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Miles de personas demostraron su caridad enviando víveres y haciendo donativos para los afectados por el huracán.

Números 18 describe la responsabilidad de los sacerdotes y levitas como guardianes del santuario. La guardia del santuario y la ministración de las deyección del pueblo requerían un servicio de tiempo completo. La tribu de Leví no tuvo herencia entre el resto de Israel; el Señor fue su herencia.

El manejo de las finanzas es una de las áreas que crea más tensión entre las familias y las amistades. ¡Gracias a Todopoderoso que en la Nuevo testamento encontramos consejos.

Posteriormente de que la Iglesia, por diversos privilegios pontificios concediera a los reyes de España parte de lo que le correspondía como derecho multisecularmente adquirido, el diezmo se dividía en tres partes llamadas tercios.

Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladora exhortación: Aspirad a los dones más excelentes; yo quiero mostraros un camino todavía mejor. El apóstol, en efecto, hace notar como los mayores dones sin la caridad no son nulo y como esta misma caridad es el mejor camino para resistir a Jehová de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad (SANTA autobiográficos, 227-229). TERESA DE LISIEUX, Manuscritos

No es fecunda la virginidad tan solo por las obras exteriores a que pueden dedicarse por completo y con facilidad quienes la abrazan; lo es también por las formas más perfectas de caridad cerca de el prójimo, cuales son las ardientes oraciones y los graves sufrimientos voluntarios y desinteresadamente soportados por tal finalidad (PÍO XII, Sacra virginitas, 25-III-1954).

Aprenderemos también a descubrir tantas virtudes en los que nos rodean -nos dan lecciones de trabajo, de abnegación, de alegría.

8. Siendo que Elena White no envió siempre sus diezmos read more a través de la iglesia Específico y los canales de la asociación, ¿callado yo en voluntad para seguir su ejemplo? Algunos ministerios independientes, en un esfuerzo por acreditar el acoger y/o solicitar diezmos por parte de feligreses adventistas, han defendido su praxis basándose en que al principio del siglo pasado, la Sra. White usó una parte de sus diezmos para auxiliar a ministros negros y blancos –mayormente los de los estados del sur, quienes eran indigentes, y muchos de ellos jubilados. En primer emplazamiento debemos distinguir que la evidencia que tenemos acerca de Elena White indica que ella diezmaba en forma cuidadosa y fiel. En 1890 ella afirmó: “Yo devuelvo mi diezmo eficaz y alegremente, diciendo, como lo hizo David: de lo recibido de tu mano te damos”. Aquellos que utilizan historias acerca de sus prácticas al diezmar para apoyar la desviación del diezmo de la pagaduría de la ordenamiento traicionan su enseñanza. Aquellos que se preocupan porque el diezmo está siendo mal utilizado y dejan de darlo, harían correctamente en percibir las siguientes dos declaraciones de Elena de White: “El diezmo es sagrado, y ha sido reservado por Jehová mismo.

Esa dilectio, esa caridad, se llena de matices más entrañables cuando se refiere a los hermanos en la Confianza, y especialmente a los que, porque así lo ha establecido Jehová, trabajan más cerca de nosotros: los padres, el marido o la mujer, los hijos y los hermanos, los amigos y los colegas, los vecinos.

Hay que sostener que el diezmo no Cuadro el único tributo que el agricultor tenía que aportar y soportar. En intención, se pueden citar, por vía de ejemplo, de los que algunos ya figuraban en la Desestimación Antigüedad Media:

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Al adivinar nuestro diezmo y nuestras ofrendas, reconocemos a Altísimo como nuestro proveedor y demostramos nuestra confianza en Él. Recuerda, alcanzar es un privilegio y una oportunidad para ser parte de la obra de Altísimo en el mundo.

Si se ha de cortejar también a los enemigos -me refiero a los que nos colocan entre sus enemigos: yo no me siento enemigo de nadie ni de nulo-, habrá que enamorar con mas razón a los que solamente están allí, a los que nos caen menos simpáticos, a los que, por su habla, por su cultura o por su educación, parecen lo opuesto a ti o a mi (S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Amigos de Altísimo, 230).